Y al fin rendido quisiera poder decir
cuando muera,
..Señor, nada tengo de cuanto tu amor me diera, todo lo dejé en la arada,
en tiempo de sementera,
Vuelve tus ojos allí, allí he dejado unas flores de cariño y, de
amores, y ellas te hablarán de mi"
Monseñor Enrique Romero